El otoño y la neurociencia
Con la transición hacia el otoño, muchas mujeres experimentan cambios emocionales significativos. Desde una perspectiva psicológica y neurocientífica, es crucial comprender cómo esta temporada puede influir en el bienestar emocional
El otoño marca una transición en el ciclo natural, con días más cortos y una menor exposición a la luz solar. Para muchas mujeres, esto puede desencadenar cambios en el estado de ánimo, como la tristeza o la melancolía. Estos cambios pueden estar influenciados por factores hormonales, ambientales y psicológicos.
Desde el punto de vista de la psicología, el otoño puede ser un momento de reflexión y adaptación. Podemos experimentar una mayor sensibilidad emocional y una necesidad de autocuidado. Es importante reconocer y validar estas emociones, permitiendo un espacio para el autocuidado y la conexión emocional.
Siempre me ha parecido espectacular la caída de una hoja. Por eso, quiero compartir un fragmento del poema de José María Toro: “Las Hojas se sueltan, no se caen”
Siempre me ha parecido espectacular la caída de una hoja.
Ahora, sin embargo, me doy cuenta que ninguna hoja “se cae” sino que llegado el escenario del otoño inicia la danza maravillosa del soltarse.
Cada hoja que se suelta es una invitación a nuestra predisposición al desprendimiento.
Las hojas no caen, se desprenden en un gesto supremo de generosidad y profundo de sabiduría: la hoja que no se aferra a la rama y se lanza al vacío del aire sabe del latido profundo de una vida que está siempre en movimiento y en actitud de renovación.
….
El poema «Las hojas se sueltan, no se caen» nos evoca la metáfora de las hojas que se desprenden en otoño como un acto de generosidad y sabiduría, invitándonos a reflexionar sobre el desprendimiento y la renovación en la vida. Desde una perspectiva psicológica, este poema podría interpretarse como una analogía del proceso de dejar ir, tanto en términos emocionales como de desarrollo personal. El acto de soltar las hojas puede asociarse con la capacidad de adaptación y aceptación del cambio. Las hojas que se sueltan voluntariamente representan una actitud de apertura y flexibilidad ante las transiciones y los ciclos naturales de la vida. Este enfoque en el desprendimiento consciente y libre de las hojas también puede relacionarse con el concepto de mindfulness, que promueve la atención plena y la aceptación de la realidad presente.
Desde las neurociencias, este poema podría vincularse con la plasticidad cerebral y la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar a lo largo del tiempo. Al igual que las hojas que se sueltan para dejar espacio a nuevas hojas, el cerebro humano tiene la capacidad de reorganizarse y formar nuevas conexiones neuronales, especialmente cuando se enfrenta a experiencias de aprendizaje y crecimiento personal.
Para finalizar puedo decir que, «Las hojas se sueltan, no se caen» nos permite la articulación que la llegada del otoño puede desencadenar cambios anímicos significativos en nosotras, pero comprender estos cambios desde una perspectiva psicológica y neurocientífica puede ayudar a promover el bienestar emocional y la resiliencia durante esta temporada de transición. Además, nos ofrece una perspectiva poética sobre el desapego y la renovación, que puede ser analizada desde la psicología y las neurociencias para comprender mejor los procesos mentales y emocionales involucrados en el acto de dejar ir y abrirse a nuevas experiencias.