Hacernos escuchar con nuestras elecciones
Indiscutiblemente, agosto no será un mes que pasará desapercibido. Y es que este mes estará marcado por los comicios electorales que definirán las fórmulas presidenciales de cara a elegir el próximo cargo presidencial del país. Sin embargo, y en relación a los derechos que implica la Democracia en Argentina, este mes también se conmemora un nuevo año en el cual la Cámara de Senadores de la Nación aprobó el voto femenino, es decir, puso en pleno derecho la posibilidad que las mujeres pidiésemos participar al igual que los hombres, en poder elegir a nuestros representantes.
Haciendo un poco de historia
Precisamente, en este 2023, se cumplirán 77 años de aquel 21 de agosto de 1946 en que luego de un arduo debate sobre los derechos de la mujer, la Cámara de Senadores de la Nación Argentina aprobara el voto femenino. El proyecto de ley, impulsado entonces por Eva Perón, sancionado poco más de un año después, marcó el fin del debate que las organizaciones feministas y partidos políticos de entonces habían librado contra los sectores más conservadores de la sociedad. A partir de la promulgación de esta ley, se consagró de manera definitiva, el derecho de las mujeres a votar.
El voto femenino universal y obligatorio finalmente se concretó cuatro años más tarde, en la elección del 11 de noviembre de 1951, que le dio la reelección a Perón, y en la que Evita votó desde la cama de un hospital, ya enferma.
Desde ese año a la fecha, las mujeres argentinas con 18 años cumplidos, han podido acudir a las urnas –salvo en procesos no democráticos- a elegir sus candidatos teniendo así el derecho igualitario de hacer valer sus elecciones y, por ende, que su voz sea escuchada.
Más allá de lo meramente político y electoral, ¡qué importante es poder mantener este derecho siempre vigente! Que más allá de etapas electorales, cada mujer y sin importar su edad, estrato social, económico o preferencias de religión o sexualidad, pueda alzar su voz y que esta sea no solo escuchada sino valorada sin que nadie menosprecie su pensamiento en ninguna de sus formas.
Y no es hablar de Feminismo vs. Machismo ni Patriarcado vs. Matriarcado. Es hablar de igualdad. Hablar de tener los mismos derechos y obligaciones dentro de la sociedad en la cual vivimos. Es hablar de respeto hacia el otro, hacia sus ideas, opiniones y proyectos. Es hablar de vivir ‘en comunidad’ de manera libre y en armonía.
Tal vez sean conceptos aún –lamentablemente en algunos aspectos-un tanto utópicos pero no por ellos imposibles de que sean realidad. Solo es necesario contar con que las voluntades de quiénes sustentan la posibilidad de legislar y gobernar nuestro país, puedan poner en agenda primordial estos temas más allá de meras propuestas propagandísticas que buscan la simpatía y adhesión de los votantes.
Agosto trae a toda la sociedad argentina una nueva posibilidad para que nuestras voces sean escuchadas. Busquemos elegir con sabiduría, honestidad y objetividad a quiénes nos gobernarán los próximos años pensando en todas aquellas que aún necesitan que las escuchen.