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Maru Botana: “Mendoza me hace feliz”

“Mamá, emprendedora, empresaria  y madrina de CONIN”, así se autodefine Maru Botana, la gran cocinera argentina que se confesó enamorada de Mendoza y forma parte del éxito de Bocas Abiertas

Comenzó a viajar a Mendoza con frecuencia el año pasado, tras un compromiso social con la infancia y la alimentación, por lo cual le dedicó tiempo a seguir con la construcción del hospital de recuperación nutricional de Las Heras que se levanta junto a Fundación CONIN, donde ella es madrina. No es de extrañar que cuando Bocas Abiertas decide salir de Buenos Aires hacia el interior del país, después de 10 ediciones en San Isidro, el lugar elegido por la gran cocinera argentina sea Mendoza. Así, se lleva adelante el Festival Gastronómico Bocas Abiertas en la Nave Cultural con toda la impronta de Maru Botana. Enérgica y entusiasmada se la vio en cada detalle del evento desde los preparativos, el pre opening y la feria en sí. Compartimos momentos con ella y la hicimos parte del Universo Voilà.

¿Cómo fue llegar a Mendoza con Bocas Abiertas?

-Boca Abiertas es un evento que se hace en San Isidro. Me gusta mucho Mendoza. Lo linda que está, lo diversa, la calidad gastronómica y los vinos. Me parecía que era lugar para hacerla. Todo este año que vine mucho a Mendoza, vi gente de todos lados, variedad de productos. Siento que el mendocino es una persona que le gusta salir, disfrutar, hacer planes. Es un programa familiar, de jóvenes, de grandes, de chicos. Todos la pasan bien. Comés rico, hay show en vivo, clases de cocina. Es un festival especial, estoy contenta de ser parte de esto. Es un poco esa frutilla que vengo haciendo en Mendoza con toda la gente que trabajo acá y que conocí en esta movida.


¿Estás comprometida desde lo gastronómico pero también desde  lo social con Mendoza?

-Si, súper comprometida con CONIN y con la cooperativa que armamos acá. Estoy contenta con la cooperativa porque la verdad que surgió de un proyecto similar en La Matanza. Cuando comenzamos en pandemia a visitar el hospital, me ‘mataba’ ver que las mamás esperaban a los chiquitos salir del tratamiento. Me preguntaba por qué esas chicas no están trabajando, no tienen un proyecto. Quise transformar esa tristeza en algo óptimo y armar una cooperativa donde ellas pudieran manejar sus horarios y ofrecer sus productos. No fue fácil, pero se logró y hoy es la cooperativa “La Maru” que crece de a poco pero ya están vendiendo pastafrola en Oscar David, en Instagram y tienen su puesto en Bocas Abiertas. Es lindo ver a chicas que vivían en condiciones tristes que estén ilusionadas, proyectando, con ganas de prosperar.

¿Es la única cooperativa del interior del país?

-Sí, por ahora. Estamos proyectando replicar esto en otros lugares. De hecho, hay intenciones por parte de funcionarios de hacer replicar el proyecto acá también, siempre que se promueva el desarrollo social con madres y niños incluidos en los programas de CONIN.

Estamos con ganas de adoptarte ¿por qué venís tanto a Mendoza?

-Me encanta venir a Mendoza. Cuando pasan unos días ya extraño no venir. Bajo del avión y siento que estoy en mi segundo hogar. Super afianzada, disfruto y la paso bien. Cargo energías y voy a comer en las bodegas. La gente me trata con mucho cariño. Estoy haciendo amigos gastronómicos. Salgo de Buenos Aires que es un “bolonqui” y vuelvo contenta. Mendoza me renueva, me hace feliz.

¿Hay ganas de comprar algo en Mendoza e instalarte un poco más?

-Me encantaría. Me parece un lugar alucinante que tiene un gran futuro y me gustaría mucho.

-¿Cómo estás pasando esta etapa de tu maternidad? ¿Hay un desapego con los chicos en etapa adolescente y adulta?

-No, la verdad que no. Soy una mamá diferente. Nunca paré, nunca me tomé una licencia por maternidad, pero me encanta ser mamá. Siempre estoy presente en sus vidas para un montón de cosas. Mi vida está armada en 360°, todo estaba unido: la maternidad y la profesión. Los chicos crecieron alrededor de eso y la verdad que es divino cuando son chiquitos pero cuando son grandes te necesitan más que cuando son chicos. Tienen otros tipos de problemas. Cuando eran chicos los cuidaba alguien, hoy todo es más complicado porque cada uno tiene su historia. Por más que crecen siempre algo necesitan. Soy una mamá distinta y ellos se criaron distintos. No es muy normal nuestro desarrollo (ríe). En mi casa se genera cada vez más “bolonqui” porque van creciendo y la casa se llena de gente y trato de estar atenta a cada uno. No se van, todo se va agrandando. Es divertido porque tenés muchos temas. Igual me gusta que sean independientes, fuertes y que se desenvuelvan solos.

¿Seguís disfrutando de la cocina como el primer día?

-Amo cocinar. Lo hago todos los días. ¡No sabes lo que me hacen cocinar!

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