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Toti Quesada: «Mendoza es un lugar donde siento que tengo una familia gastronómica»

La cocinera fue una de las protagonistas del festival Bocas Abiertas que se realizó en Mendoza. En una charla 360° con Voilà, Toti nos regala el sabor de su experiencia, detalles de su vida, proyectos y el disfrute como filosofía de su cocina

Mientras se formó primero como psicopedagoga, su verdadera pasión estaba en la cocina. Después de ejercer un tiempo en la educación, descubrió que crear una perfomance gastronómica era su mejor escena, y de repente se encontró sumergida en el maravilloso mundo de los cocineros argentinos.

Teodelina Toti Quesada, es una de las cocineras que está pisando fuerte en la gastronomía. Hace unas semanas visitó Mendoza, en el marco del festival Bocas Abiertas y nos contó sobre esta experiencia, sus proyectos, su taller, qué la moviliza y sus preferencias gastronómicas en Buenos Aires. Una charla simple, y muy generosa con esta mujer que la rompe en el arte culinario.


Toti también realiza eventos e intervenciones desde la comida, con un enfoque más artístico y conceptual.

-De repente la cocina te encontró, mientras ejercías otra profesión, y comenzaste a formar parte de la nueva generación de cocineros. ¿Cómo fue ese encuentro con la gastronomía?

-Durante mucho tiempo ejercí otra profesión que fue la educación. Estudié psicopedagogía y trabajé mucho en escuelas y distintos proyectos educativos, y llegó un momento en que me encontré cocinando mucho para amigos o me pedían que enseñe cosas que sabía que era más por intuición porque me gustaba mucho cocinar y me di cuenta que disfrutaba muchísimo esos momentos. De repente era más la fascinación por cocinar que por levantarme temprano para ir a un colegio, y ese momento fue como un despertar, decir ‘puedo cambiar de profesión y puede ser algo distinto’. Así, en medio de todo, apareció la gastronomía, pero muy ligada a la educación. Siempre digo que llegué de grande a la cocina con todo un back up de otro trabajo y eso me ayudó un montón. Hoy en día lo que hago principalmente es enseñar a cocinar, doy clases de cocina, y de esa manera logré hacer un encuentro de dos cosas que me apasionan sostenida por la cocina, que es lo que me hace más feliz.

-En la gastronomía hay mucho de educación, cultura, historia, quizá fue ese espacio donde encontraste tu mejor versión

-Definitivamente poder unir en la cocina la educación y la transmisión por el sabor, las recetas, los productos termina siendo como la frutillita del postre en un camino de búsqueda y crecimiento que también venía transitando.

-No sólo conectas con el sabor, el producto, además creás momentos, experiencias. ¿Cómo es ese detrás de escena?

-Creo que en la gastronomía, como en todas las profesiones, hay un sinfín de caminos y versiones que uno puede elegir y cómo desarrollarse en cada uno de sus rubros. Al principio, cuando comencé en la cocina, la primera referencia que tenía era ser una cocinera de un restaurante porque era lo más notable o era el lugar donde estaban las personas que más admiraba, y durante un tiempo mi objetivo era tener un restaurante, hasta que de repente me di cuenta que no era por ahí el camino, venía de otro lugar y tenía como otros intereses que no pasaba solo por cocinar, sino por compartir, transmitir, crear un momento, una escena. Creo que la cocina tiene que ver mucho con eso de crear escenas, una linda experiencia gastronómica, entonces de ahí viene un sinfín de propuestas y acciones que tiene que ver con generar algo que vaya mucho más allá de cocinar como armar las mesas, tener proyectos de viajes, recorrer, investigar, encontrar productores y el poder armar eventos en torno a la comida, pero siempre con un arte que acompaña alrededor.



En algún punto mi cocina tiene una identidad muy marcada con lo argentino, al menos eso intento, desde sus productos hasta su historia, entonces el poder viajar por el país y el desafío de poder invitar gente a esos viajes me parece más increíble todavía porque se abre el juego más allá de cocinar, es además encontrarte un universo que es el que me inspira a la hora de cocinar y compartirlo.

-Y bajo esa misma mirada, ¿cómo es planificar una clase en el taller para que sorprenda y no me quede con sabor amargo?

-Es imposible que las clases en el taller te dejen un sabor amargo porque es una experiencia muy linda. El punto más fuerte del taller es que convoca a la gente alrededor de una mesa y lo lleva a algo en el que todos, probablemente, tengamos algún recuerdo de la vida, que es cocinar. Entrar al taller es como dejar todo afuera, olvidarte de tu rutina, arremangarte, ponerte el delantal y entrar en una vibración distinta que se llama cocinar. Es una tarea que no te permite pensar en otra cosa que no sea en lo que estás haciendo. Lo más lindo es cuando después de 1h30 de haber estado aprendiendo, probando sabores, observando, y cocinando sin parar, te sentás, bajás las luces, prendés unas velas, preparás la mesa, servís y disfrutás de todo lo que hiciste. Entonces creo que la experiencia es hermosa, principalmente por compartir ese momento en el taller, y además porque después volvés a tu casa con un montón de información para transformar la cocina de todos los días.


Toti, en su taller de cocina, en Buenos Aires, donde comparte experiencias, recetas y sabores.

Por eso las clases en el taller no son muy planificadas, simplemente se eligen recetas, tenemos ciclos. Se elige un ciclo para principiantes, después hay otro para avanzados y luego hay clases sueltas que tiene que ver con temáticas virtuales, generalmente surgen a raíz de productores o cocineros que vienen a cocinar conmigo al taller, pero es simple: se trata de solo invitar a la gente a cocinar y ya con eso te asegurás que va a ser una linda experiencia.

-Acabás de ser parte del primer festival Bocas Abiertas en el interior del país, ¿cuál fue tu participación y como viviste la experiencia?

-En lo personal, el festival de ‘Bocas’ me sorprendió un montón. Fue muy lindo que suceda, y sobre todo poder participar, ver tanta gente compartiendo lo que hace en un mismo lugar, inclusive conociéndose entre ellos. Quizá en Mendoza las distancias son distintas y no todos tienen la oportunidad de reunirse y conocerse, entonces me parece que esto está buenísimo. Y la posibilidad de tener clases con cocineros de allá y de Buenos Aires también enriquece un montón. La experiencia fue muy linda, mucho compartir y disfrutar. La comida estaba riquísima, creo que todos pusieron lo mejor de cada uno, y eso se notó muchísimo.


Toti Quesada, durante su participación en el festival gastronómico Bocas Abiertas, en Mendoza.

-¿Mendoza te inspira a la hora de crear un plato?

-Todo viaje y todo lugar te inspira a la hora de crear. Mendoza va mucho más que la creación de un plato, también me inspira compartir. Conocí un grupo de cocineros jóvenes con una energía y un conocimiento increíble, con quienes disfruto crear en conjunto, armar eventos, pensar platos, y cada uno aporta lo suyo desde donde está, entonces es un lugar al que voy y ya siento que tengo una familia en la gastronomía con quien disfruto mucho de crecer y compartir.

Picadito

Comer en casa o afuera

-Depende mucho de la época en que esté, pero las dos cosas las disfruto mucho. Creo que un mix afuera de casa está bueno, tres veces por semana salgo seguro.

Carnes o verduras

-También depende de la época del año, estoy más carnívora que en otros momentos, pero creo que verduras a full, me gusta mucho cocinarlas.

Vino o tragos

-Siempre vino. No me gusta el azúcar en las bebidas, asique voy más con los vinos que me encantan.

Los recomendados gastronómicos

-Me gusta mucho Gran Dabbang, Orei, El Preferido, La Alacena y Albamonte.

Fotos: Gentileza Bocas Abiertas Mendoza / IG Toti Quesda

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