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Tu cuerpo, tu territorio: señales que no hay que pasar por alto

En la vida cotidiana, muchas mujeres sentimos que el cuerpo habla antes que la mente. Dolores repentinos, cansancio que no se explica, tensiones que vuelven una y otra vez. Nada de esto es casual: son mensajes que reflejan cómo estamos viviendo, cómo nos exigimos y cómo sobrecargamos el sistema nervioso sin darnos cuenta.

Hoy, convivimos con un fenómeno nuevo: la sobrecarga sensorial. Pantallas encendidas desde la mañana, notificaciones constantes, hiperconexión, multitarea. Nuestro cerebro nunca termina de “bajar a tierra” y el cuerpo es el que paga esa velocidad.

Desde la psicología y las neurociencias entendemos que el cuerpo funciona como un territorio emocional. Lo que no se dice, lo que se sostiene en silencio y lo que se posterga aparece primero en forma de síntoma. Escuchar esos avisos no es debilidad: es autocuidado preventivo.

1. Tensión en la espalda → exceso de carga (mental y sensorial)

Cuando la espalda se endurece o duele, muchas veces refleja responsabilidades y demandas acumuladas… pero también exceso de estímulos.

Tip: En distintos momentos del día, hace una pausa breve para mover hombros y cuello con suavidad y, si podés, bajá las notificaciones por períodos del día. El cuerpo se relaja cuando baja la sobresaturación externa.

2. Garganta cerrada → lo no expresado

Esa presión o nudo en la garganta aparece cuando guardamos palabras importantes o emociones contenidas por demasiado tiempo.

Tip: Escribí lo que necesitás expresar, aunque no lo compartas. Ponerlo en palabras reduce la respuesta física.

3. La piel como alarma del estrés

Brotes, picazón e irritación son cada vez más comunes debido a la hiperexigencia, sueño irregular y exceso de pantallas. La piel es el límite más sensible del sistema emocional.

Tip: Creá un “corte sensorial”: 10 minutos sin pantalla, respiración lenta y contacto con algo fresco o suave. La piel responde rápido cuando frenamos los estímulos.

4. Insomnio → una mente en alerta

Cuando cuesta dormir, muchas veces no es por falta de sueño, sino porque el sistema nervioso sigue “encendido”. Estrés, preocupación y exigencia alteran la melatonina, la hormona del descanso.

Tip: Apagar luces fuertes y reducir ruido una hora antes de dormir ayuda a que el cerebro active su modo nocturno. Repetirlo cada noche ordena el descanso.

5. Cansancio persistente → estrés prolongado y ritmo de fin de año

El agotamiento profundo, sin causa médica clara, suele ser el primer aviso de que el cuerpo lleva demasiado tiempo compensando. Y hacia fin de año, la mayoría de las mujeres sentimos el impacto: cierres laborales, organización familiar, demandas emocionales y planificación constante.

Tip: Agendá pausas reales. No es perder tiempo: es recuperarlo. Si tu día está lleno, hacé micro-pausas de 2 minutos para respirar y mover el cuerpo.

El cuerpo no se opone: acompaña. Cada señal es un aviso temprano para bajar el ritmo, ordenar prioridades y volver a lo esencial. Cuando lo escuchamos con amabilidad, el cuerpo se transforma en un verdadero aliado.

¿Cómo llega tu cuerpo a esta altura… y cuál sería el primer gesto de cuidado que podés darte hoy?

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