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María Teresa Barbera celebra 70 años de trabajo

«La nona» de Mendoza pregona el trabajo como filosofía de vida y con ese lema celebra más de 70 años en la cocina brindando su mejores platos y enseñando a tantos aprendices que tuvieron la suerte de tenerla de maestra

María Teresa Corradi de Barbera, más conocida como María Teresa Barbera, “La Nona”, una mujer que ha sabido capitalizar su saber, su experiencia de vida y sus fortalezas para construir una identidad gastronómica con su nombre. Su historia es parte de la historia de Mendoza. Llegó de Roma cuando apenas era una niña y encontró en Mendoza su verdadero hogar donde con trabajo y sagacidad supo anteponerse a los obstáculos para ser referente de la gastronomía italiana en la provincia. Situaciones adversas la pusieron al límite, tanto que en varias oportunidades la vimos en lágrimas relatar el dolor por la pérdida de su hijo o el momento en que Mendoza vio prender en llamas su famoso restó. Sin embargo, su fuerza, y su fervor fueron pilares de crecimiento. Construyó una familia que hoy se dispersa en el mundo empresarial gastronómico con sobrado talento.

Con su cabello blanco y su andar inquieto, María Teresa nos esperaba bajo la pérgola de Francesco, el restó de calle Chile lugar que originariamente fuera  la casa donde crió a sus hijos. La música provenzal de fondo y la mística de conversar entre amigas con una leyenda.

Has estado en la cocina más de 70 años  ¿qué significa para vos la cocina y la evolución que ha tenido con un valor social y cultura?

La evolución de la cocina, evoluciona con nosotros. Empezamos haciendo una cocina con mi madre pero hoy tenés que competir, porque todos estamos compitiendo.

PH: Vero Spinelli

¿Vos te sentís que estás compitiendo en la actualidad?

Siii… bah! Yo ya no concino porque hago mucho lío pero creo que es la forma de evolucionar. Entrelazando fuerzas entre el que trabaja y el que da trabajo, porque sino no se sale adelante.

¿Cómo conociste a tu marido?

Conocí a Franco cuando tenía 16 años en la primera Marchigiana. Él era marmolero, de Sicilia, pero acá nos les iba bien porque el mármol no tenía el mismo valor que en Italia y se estaba por volver cuando nos conocimos. Nosotros hacíamos en esa época en La Marchigiana pensión y se quedó ahí.

¿Cómo fue ese momento de amor?

No fue la pasión como es ahora. A mí no me pasó nunca…. Eso que dicen lo vi y me enamoré (ríe). Fue lentamente muy educado. Mi mamá me alentó a que lo viera con atención y él fue perseverante.  Se enamoró de mí y se quedó y la familia se volvió a Italia.   

¿Como viven en esta etapa?

Él tiene 94 años y no se mueve mucho. Somos dos grandes compañeros. El amor verdadero dura para toda la vida. Le agradezco tanto a él porque yo soy muy impulsiva y franca y él tiene un carácter que yo necesitaba cerca mío.

 El firme propósito de salir adelante la llevó a ser la primera mujer en ofrecer comida italiana en Mendoza. PH: Vero Spinelli

¿Hace mucho que no vas a Italia?

La última vez hace 20 años. Antes iba, acompañaba a mis padres y me quedaba unos días o los dejaban y después los buscaba en Buenos Aires. Hace 20 años estuve con la cocinera de la RAI, Antonieta Clerich y participé en su programa como jurado.

¿Te gustaría volver a Italia?

Me gustaría darle un beso a mi patria pero volver porque la siento dentro. Pero de la misma forma siento este país donde están mis hijos, mis nietos, mis bisnietos. A este país le tengo que decir porque nosotros vinimos de una guerra. Uno de mis hermanos falleció en el vapor y otro quería ser médico y acá fue posible. Nosotros somos inmigrantes y es un dolor grande porque hemos elegido este país para la paz, para la familia.

¿Qué significa ser inmigrante? Como vivís ese día?

Vivo en el recuerdo. En mi piel tengo todos los inmigrantes. Españoles, árabes, venezolanos, y tantos más…. Recuerdo ese muelle como un mar de lágrimas donde todos lloraban porque emigraban. Antes no era como ahora que es accesible ir y volver.  En esas épocas para recibir una carta eran 30 días. Emigrar es dejar algo que amas para encontrar un nuevo amor, un nuevo hogar.

¿A quien dejaste allá?

Nosotros nos vinimos toda la familia. Mi mamá y mis hermanos. Mi padre que estaba afectado por la guerra llegó 6 meses después. Mi padre era profesor de música y mi hermano que murió a los 11 años tenía el mismo don.

María Teresa pone a disposición de la gastronomía toda su creatividad y experiencia en Francesco. PH: Vero Spinelli.

¿Cómo recordás a tu mamá?

Tuve poco tiempo para ella. Todo el amor que tenés para alguien te das cuenta cuando ya no lo tenés más. Pero mi mamá siempre esta acá (señala su pecho).  

Estas muy bien de salud con 87 años…

Te digo en criollo… no me quiero achanchar (ríe). Me levanto 6.30  y si me levanto a las 8 siento que se hizo tarde.

Siempre tenes proyectos…¿Como te sentís hoy?

Muy cerca de mis hijos y de mis nietos. La mente cada vez tiene que dar más para el futuro. Hay que saber más. Y siento pensar porque tenemos atraso e inseguridad.

¿Cómo ves a la nueva generación con sus improntas en los nuevos restaurantes?

Cuarta generación, quisiera por todas las familias y todos los inmigrantes que tuvieron sus nietos e hijos que pueden conservar ya hacer resurgir lo que se hizo. Esos nietos son una gracia de Dios. Es esperanza. Mis nietos tienen mucha conciencia.

¿Vas a volver a hacer televisión?

No nada. Si me llaman corro como un gato (ríe).

María Teresa sintetiza 70 años de gastronomía en Mendoza. PH: Vero Spinelli.

¿Has estado haciendo mucho servicio social, enseñando tu experiencia?

Sí.  A  mí me buscan porque no se manejar y voy, pero me gustaría hacer mucho más. Pero no es fácil porque ya tengo una edad y me tengo que preparar. Pero trato de colaborar y hemos dado clases en algunos municipios. Quiero poder enseñar a ahorrar agua y gas para cocinar. Ese es un proyecto que tengo.

Vos has sido una luchadora de los derechos de la mujer en silencio. ¿Cómo ves la lucha de la mujer hoy? Yo quiero que la mujer no tenga competencia con el hombre, sino que tenga su lugar. Mi nieta es ingeniera en Dubai y había 20 hombres trabajando con ella y se la llevaron allá. Ahí está la mujer en su capacidad, en su viveza, no que salimos todos a la calle con esas luchas sin cerebro mostrando el pecho. Eso no enriquece, sino debilita, te pone ridículo. La fuerza de nosotras está en lo que hacemos, encontrar nuestras propias capacidades y mejorarse.

¿Cómo querés que te recuerden?

Cuando sos una persona de palabra, que sos seria y que he hecho todo con mucho cariño. Quiero hasta el último día poder decir hagamos una pasta con zapallo.

Fotos: Vero Spinelli @aureostudio.mza 

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