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Silvana Biagiotti: una mujer de mundo que sabe soñar

Es referente latinoamericana del Turismo de Congresos. Una mujer emprendedora que desafió sus límites, que trabaja incansablemente y sigue coleccionando aplausos con sus logros

Es empresaria, referente del turismo de congresos a nivel internacional, fue recientemente reelecta Presidente de la Asociación CVBS Latam, ocupó cargos de turismo en el Gobierno Nacional y tuvo dos hijas y un hogar con el senador provincial Martín Kerchner. Encabezó la Asociación de Mujeres del Turismo, fue presidenta del Bureau de Mendoza es una emprendedora nata y en pandemia abrió un centro de estética con sus tres hijas. Tiene sólo 49 años, es muy activa e inquieta pero nunca pierde sus eufemismos delicados y cálidos. Es una mujer admirable, su cabellera rubia y ondulada la identifica además de su estilo jackie para vestir. Mantiene permanentemente la sonrisa pero no baja la guardia y siempre está atenta a todos los detalles.

Es sin lugar a duda, una de als mujeres líderes de nuestra provincia. Hablamos con ella, de su trabajo, de su intimidad y su vida privada. Todo lo que hay que aprender de una mujer que sabe soñar.        

¿Cómo sentís que el rol de la mujer te ha acompañado para alcanzar tus metas?

Lo primero que hacemos en nuestro rol laboral es en busca de los objetivo. De aquellos sueños de cuando éramos jóvenes. Tiene que ver con lo que soñamos. Desde joven tenía sueños de organizar eventos. Creo que mientras más grande soñamos más metas logramos cumplir. Por eso cuando hablo con los jóvenes aconsejo: soñá en grande y esforzate por ir en búsqueda de ese sueño. Lo cual significa también tener momento de debilidad. Te podes caer y te podes levantar pero lo importante es ir por eses sueño. Si sos trabajador, constante, honesto y promoves valores… todo eso vuelve, elevando a los estándares que a veces pensamos.

¿Ahora con qué soñás?

Cuando uno pasa etapas de la vida, se tiene otro tipo de sueños. He alcanzado muchas metas. Cada paso fue una evolución. Hoy presido la Asociación de Latinoamérica de Bureau que nuclea a más de 15 mil empresas y 200 destinos, y trabaja el marketing de distintos países. En un momento sentí que llegaba a mi meta pero sigo soñando. Tengo entre mis objetivos generar un espacio en EEUU, llevando mi knowhow, estableciendo una sede. Estoy en búsqueda de ese sueño.

¿Cómo te agarra en lo personal este tipo de proyectos?

En una nueva etapa de mi vida. Pero lo consulte con mis hijas porque también implica tiempo fuera de casa, viajes, buscar objetivos y contactos para lo personal y no sólo la asociación. Me genera un tema emocional respecto al desarraigo y la familia. Mantengo mi círculo familiar cerrado y cuidado.

Justamente hablando de familia. Has sido abuela muy joven. ¿Cómo es tu relación con tu nieta?

Sí, he sido abuela joven porque fui mamá joven. Mi hija mayor la tuve a los 21 años. Almita es un amor puro y único. No tiene límites, sino que es un amor que se brinda de las dos partes de manera muy fresca y natural, sin la presión de formar o instruir que a veces pasa con los hijos. Eso de no tener barrera de autoridad permite vivir el amor de otra manera.   

¿Cómo fue el vínculo con tus hijas?

Difícil desde el punto de vista del tiempo. Soy una mamá que siempre he tenido mucha actividad. Porque trabajaba 24/7, comprometida con líderes de distintos sectores, en el ámbito de investigación, la medicina, etc. Son líderes con mucho nivel de auto exigencia. En mi vida laboral he sido exigente y creo que con mis hijas también lo traslado. Habría que preguntarle a ellas como he sido como madre (bromeó). Pero en general con mucho amor. Si me parece muy importante respetar los derechos de las mujeres y sus libertades.

Sos mamá de una generación de mujeres que reclaman sus derechos… como las interpretás, cuando venías de otra generación que rompió barreras

Me encanta escucharlas. Me enseñan. Porque a pesar de tener 49 años y ser una generación bisagra, siento que las hemos educado con libertad, así mismo todavía hay puntos que me cuentan ya sea por mi formación cultural, por mi educación que tiene que ver con lo formativo, lo católico, etc. No reniego de mi educación sino de conceptos y preconceptos que han cambiado completamente.

¿Cómo fue esa educación en tu adolescencia?

Tuve un padre que fue muy abierto pero restrictivo. No nos deja salir a boliches por ejemplo. Me casé muy joven, a los 19 años. Solcito nació a los 21 y ese matrimonio duró poco. Luego me casé con Martín en segundas nupcias.

¿Te divorciaste de Martín?

Sí, estuvimos divorciados. Porque no puedo tener temas pendientes y me apuré (ríe) así que ahora somos novios.

Contame de Martín .. ¿cómo lo conociste, quien es él en tu vida?

Nos conocimos en la facultad. Ya me había divorciado y tenía a Sol que era pequeña. Éramos compañeros, estudiábamos juntos. Pero es fortuito nuestro encuentro porque un día veníamos de la facultad y nos juntábamos a estudiar con dos compañeros más en mi casa. Tocan la puerta de casa, abro y un individuo quiere entrar a robar. Al empujar la puerta, Martín salva la situación. Entré en colapso porque era muy joven con una nena y podría haber sido gravísimo. Ese día se quedó en casa en la habitación de la nena y desde ese día ya no se fue más de mi vida.

Ahora estamos como novios. Cada uno vive en su casa. Estamos mejor que nunca. Sin roce de convivencia. Porque también es cierto que tenemos carácter muy fuertes y de esta manera estamos perfecto, muy enamorados. Salimos a andar en moto…

¿Salís a andar en moto? Como es ese pasatiempos que no encaja con la imagen de esta mujer formal?

Sí, soy motoquera. Estoy en un grupo de BMW. Tengo una 310 porque es un tamaño grande. Empecé a salir y así encontramos una actividad juntos. Así que ahora hacemos algo que nos gusta a los dos, compartiendo cosas juntos que no sean los de la vida cotidiana, o la política o nuestros compromisos sociales. Nos hemos encontrado desde el amor y esto de convivir en espacio donde tenemos ganas de vernos. Es la solución perfecta.

Fotografía: Walter Talotti – IG: @waltertalotti

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