Slider,  Tu Mente

Aprendé a usar el color a tu favor

¿Qué relación existe entre los colores y las emociones? La columnista de Voilà, Carla Masi, te enseña las pautas a tener en cuenta según tu estado anímico

¿Te has dado cuenta que en el mundo en que vivimos todo tiene un color? El Color es la primera ‘señal’ que percibimos incluso antes de darnos cuenta de lo que tenemos frente a nuestros ojos. Y es que el color va más allá de nuestra percepción: su poder está en algo más importante que si nos parece lindo o no.



El color es la expresión más ambigua y abstracta que podemos encontrar en nuestro sistema sensorial y la forma de percibir nuestra realidad.

Tenemos 3 impactos principales del color. Hoy abordaremos la relación que existe entre el color y las emociones.

El color desde lo emocional

El color es luz y como tal, posee una vibración característica que diferencia los colores entre si. Cada color provoca un estado que perciben nuestros ojos, siente nuestro corazón e influye en la forma de comportarnos y elegir, ya que el color se relaciona directamente a las emociones y estas son las que nos llevan a ‘tomar acción’.

Entendemos, desde la Colorimetría, que colores cálidos acercan. Así es que si lo que queremos transmitir es cercanía, calidez, confianza, deberemos usar la gama de colores cálidos los que servirán para ‘acercarte’ más a vos misma y a los demás.



Por otra parte, se dice y se siente que con los colores fríos uno se ‘aleja’. Por lo cual si lo que buscamos es generar sensación de distancia, o para sentirnos protegidos, usaremos colores más bien fríos provocando en el otro y -probablemente en nosotros- esta sensación.



Según Paul Ekman, hay 6 emociones básicas que manifestamos todos los seres humanos:

Alegría: conectaremos con esta emoción a través de los colores cálidos o los fríos intensos y brillantes: siempre expresados en armonía entre ellos. También el blanco se pone a la cabeza de tus elecciones porque manifiestas claridad, sinceridad y luz, un nuevo inicio.

Tristeza: colores fríos como el azul marino nos acercará a esta emoción. También el negro cuando busquemos poner mucha distancia con los demás, cuando queramos pasar desapercibidos es el color ideal. También para estar y sentirnos más elegantes. El gris es el clásico color de la tristeza, ya que nos permite pasar aun más desapercibidos y protegernos ‘de la mirada ajena’. También los colores suaves sin intenciones de contrastar, destacar o sentirte observado.

Enfado: no uses el color rojo en estos estados, ni el negro, mejor utilizar aquellos que nos traigan calma y neutralidad. Los tonos beig, blancos, pasteles será ideales para contrarrestar esta emoción tan potente. Utilizar colores que ‘disminuyan’ esta sensación que nos despierta el enfado.



Asco: al sentirte contrariado, necesitas poner fuera tu sensación de rechazo interno. Cuando esto ocurre también es percibido por el entorno. Es un acto biológico adaptativo que avisa al ‘otro’ del momento que estás viviendo. Armonizar tu paleta de colores y no utilizar siempre el mismo será clave para que puedas entender que existe una manera de sacar fuera esa sensación que te está acompañando.

Sorpresa: si sentimos que la sorpresa es desagradable, dejaremos de lado nuestra apariencia, quedándonos siempre con lo último que recordamos de esa sensación, más que nunca deberemos descubrir cuál o cuáles son los colores que devolverán nuestra armonía interna. Estar gratamente sorprendido no sería un problema, por lo que quizás buscaremos quedarnos en esa sensación durante un tiempo prolongado.

Ya aprendimos qué color y emoción van de la mano, es hora de usar esto a nuestro favor. Me encantaría que después de esta información, podamos ver el color con otros ojos, con los ojos del alma como digo yo y descubrir nuestro ‘estado cromático del alma’ poder conectarnos con el color desde la intuición de aquello que nos falta o aquello que tenemos en exceso.

En la siguiente nota te cuento los dos aspectos para que sigamos aprendiendo sobre el impacto del color en nuestra vida y como usarlo a nuestro favor.


Por: Ana Carla Masi, mentora y asesora de imagen. IG: @soycarlamasi

Un comentario

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *