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¿Por qué cuesta bajar de peso pasados los 40?

Los cambios hormonales y un metabolismo más lento pueden ser la causa que impida descender esos kilos de más

Muchas mujeres coinciden en que, pasados los 40, adelgazar comienza a resultar más complicado, aun manteniendo hábitos que hasta esa edad, ayudaban a bajar de peso. ¿Por qué sucede esto? Al parecer la respuesta a esta pregunta tiene que ver con dos factores: metabolismo y hormonas.



Los cambios que experimenta el organismo con los años se reflejan en la piel, en los niveles de energía pero también en el peso, que puede ir aumentando con la edad. A partir de los 40 es más sencillo ganar peso, y, a partir de los 50, comienza a ser más complicado perderlo. Cumplidos los cuarenta, la tasa metabólica basal tiende a ralentizarse, es decir, el cuerpo tiene un menor gasto energético cuando está en reposo, aproximadamente un 5% menos con cada década que pasa una vez cumplidos los 30.

Cuando se habla de metabolismo, se hace referencia a las reacciones químicas se producen en el cuerpo para convertir los alimentos en energía. Esto afecta a la energía que consumimos al movernos o hacer ejercicio en el gimnasio, pero también se necesita de esa energía para otras actividades que el cuerpo hace de forma inconsciente, como pensar, hacer la digestión e incluso respirar.



En general, las personas con un metabolismo más rápido consumen la energía rápidamente, por lo que no suele acumularse en forma de grasa. Con un metabolismo lento sucede lo contrario, por lo que intentar que este sea más rápido y más activo, poniendo en práctica algunos tips sencillos, puede ayudar a la hora de adelgazar. A pesar ello, un metabolismo lento no es el único motivo que puede hacer que cueste más perder peso a partir de determinada edad.

Menos masa muscular

A veces, por muy activas que seamos y por mucho que nos cuidemos, el paso del tiempo es inexorable y hay algunas cosas que no se pueden evitar, por ejemplo, es habitual que a partir de los 30 años se pierda entre un 3 % y un 5 % de masa muscular cada década, descendiendo la masa muscular y también la quema de calorías, la grasa del cuerpo es el combustible que quema el músculo, al tener menos músculo, consume menos y la grasa se va acumulando.

Así, seguir comiendo lo mismo que antes puede hacer engordar más. Es importante aumentar la masa muscular, por lo que hacer ejercicio destinado a ello puede ayudar a la hora de conseguir esos objetivos. Además, una musculatura más fuerte ayudará a proteger huesos y articulaciones.

Cambios hormonales

Las hormonas es otro tema a tener en cuenta. Y es que conforme se cumplen años, se producen importantes cambios hormonales en el cuerpo, que también influyen en el metabolismo y hacen más complicado el poder perder peso. En el caso de las mujeres, durante la menopausia, se produce un desequilibrio hormonal que induce a ganar peso.

Los estrógenos producen grasa y la progesterona lo contrarresta. Como esta última se pierde más rápido, los estrógenos tienen vía libre para la producción de células grasas. A esto hay que sumar que su distribución suele cambiar y tiende a acumularse en el abdomen. Esto puede hacer más complicada la pérdida de peso, pero no imposible, los cambios puede que tarden en notarse, pero confiando en los profesionales y concediéndose tiempo para adaptarse a los cambios establecidos, los resultados llegarán.

Menor actividad física

Habitualmente, las responsabilidades familiares y laborales son mayores a esta edad, lo que deja menos tiempo libre para dedicarle a la actividad física. Las personas se vuelven más sedentarias y esto hace que el gasto calórico sea menor. Si no ajustamos esto a nuestra ingesta, el excedente se acumulará en forma de kilos de más, por lo que aumentar la cantidad de actividad física que se realiza de forma diaria es una muy buena idea, por ejemplo subiendo por las escaleras o caminando durante más tiempo y a más velocidad cada día.



Descanso y estrés

Dormir mal o no descansar las horas suficientes también puede influir en el peso de una persona porque se produce un desequilibrio entre la grelina, que es la hormona del hambre, y la leptina, que es la de la saciedad, en favor de la primera.



Asimismo, el estrés también puede ser determinante para el peso y con el paso del tiempo, nuestras cargas emocionales, así como las responsabilidades, son mayores, por lo que no es raro que esto nos afecte más.

Como hemos visto, hay muchos motivos que hacen que perder peso a partir de los 40 años sea más complicado que hacerlo cuando somos más jóvenes, por supuesto esto no hace que sea imposible, solo es necesario cambiar nuestra forma de conseguirlo. ¿El secreto? Antes que nada tomar conciencia de nuestro cuerpo, y de los cambios que comienza a atravesar pasados los 40 y después, ponerse en manos de profesionales de la salud para que nos orienten en esta nueva etapa de manera responsable y saludable.

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