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¿Por qué en invierno tenemos más hambre?

Las bajas temperaturas y el sedentarismo llevan en muchos casos a que las personas aumenten de peso por una mayor ingesta de alimentos

Con el termómetro con temperaturas cada día un poco más bajas, es muy propio de la época invernal el tener ‘más ganas’ de comer, especialmente, productos ricos en almidones. ¿Los ganadores? Pastas, arroz y papas y, obviamente, en detrimento de verduras y frutas. ¿Por qué sucede esto sobre todo en esta estación?


Las sopas y caldos son un primer plato inmejorable, nos calientan y ayudan a mantenernos hidratados.


¿Cómo se come en invierno?

“Durante el invierno se combinan dos factores que, desde la alimentación, tienen impacto en la salud: el aumento en las calorías de las comidas y la disminución en la actividad física. Sin embargo, no tenemos que olvidar que mantener una alimentación saludable es tarea de todos los días y que es fundamental planificar el menú para que no falte ningún nutriente», afirma la licenciada en Nutrición Leonella Abboghlouyan, del Departamento de Alimentación y Dietética del Hospital de Clínicas.


Ya sea por creencias erróneas o motivos intrínsecos de la época, durante el invierno solemos saltarnos todos los consejos alimentarios y de salud que seguimos el resto del año.

En este sentido, la alimentación durante la estación más fría del año debe ser balanceada y mantener un buen aporte de vitaminas y minerales que contribuirán a un estado de salud óptimo y ayudarán a prevenir enfermedades típicas como gripe y resfríos. En esta línea, y más allá que muchos le huyen en esta época, las frutas y verduras pasan a tener un rol importante por su alto contenido en vitaminas y minerales. Además, porque aportan fibra que ayuda a mantener el buen funcionamiento del intestino, quien se encarga de la absorción de nutrientes.

Así, dentro de las frutas hay que dar prioridad a las que aportan más cantidad de vitamina C, como las mandarinas, naranjas, pomelos y kiwi.

Por su parte, dentro de las verduras, son de gran importancia las de color verde como espinaca, acelga, brócoli, berro, rúcula, etc. y sobre todo el ají, morrón y el perejil cuyo aporte de Vitamina C es alto.


Legumbres: ¡ideales para el frío!

¿Quién no asocia de inmediato un día frío con un sabroso guiso de lentejas? Y es que las legumbres y cereales, son ideales para el consumo dentro de la dieta invernal de cualquier persona.

Aportando una buena dosis de energía, proteínas vegetales y mucha fibra: lentejas, porotos, garbanzos y soja. Todas son deliciosas y saciantes. Si se las combina con verdura y cereales integrales, se tendrá un plato de lo más completo. Además de los clásicos guisos, se pueden comer como hummus, purés e incluso armar snacks saludables asándolas al horno con sal, pimienta y un toque de aceite de oliva.


Los cereales integrales, como la avena o el arroz, y las legumbres nos calientan y aportan vitaminas y minerales.


Los cereales también son una excelente opción. Quinoa, mijo, avena o arroz enriquecen cualquier plato de verduras y, con sus hidratos de carbono de absorción lenta, permiten sentir esa sensación de saciedad y de brindar energía por más tiempo.

Por su parte, los frutos secos pueden cumplir la misma función. Aunque tienen una alta densidad calórica (con comer un puñado es suficiente), más de la mitad de su composición son ácidos grasos cardio saludables que actúan de manera protectora.


Las verduras y frutas deben permanecer en la dieta, aunque se adapten a la temperatura en preparaciones al horno o salteados.


Cabe señalar que es importante desterrar la idea de que en invierno se tiene más hambre, ya que el hecho de comer más, sumado a que generalmente disminuye la actividad física, hace que se suba de peso con facilidad. Otros factores como dejar la fruta fresca de lado y reemplazarlas por chocolates o golosinas es un componente más que favorece el aumento de peso.

Por otra parte en invierno disminuye el consumo de líquidos. «Es importante mantenerse hidratados, se puede optar por líquidos templados como caldo e infusiones», puntualizó la especialista y remarcó: «Es necesario complementar la dieta con rutinas de actividad física, a pesar del frío. Si no podemos hacerlo al aire libre, es bueno adaptar algunos ejercicios para hacer en casa».

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